Que venga mi Director Comercial y me de una palmadita en la espalda, me gusta. Que alguien en cuyo criterio confío me diga que le gusta mi blog, me gusta. Que alguien con experiencia en algo me de un consejo y me ilumine el camino, me gusta.
También me gusta aprovechar la oportunidad para hacer lo mismo en la otra gente. Es gratis y haciéndolo quizás les alegro la mañana.
Ayer Gemma me contaba que escribió una carta a la redacción de uno de esos periódicos que reparten en la boca del metro para dar las gracias a la chica que lo reparte cada mañana en la salida de Paseo de Gracia. La razón es sencilla: porqué esa chica lo hace con una enorme sonrisa y deseando un buen día a todos los transeúntes.
(La frase de “es gratis y haciéndolo quizás le alegro la mañana” es de Gemma, pero me gustó mucho y la usaré a partir de ahora).
Gemma tiene razón, si les felicitas por las cosas bien hechas abres una puerta a poder darles un consejo alguna otra vez.
Al otro extremo de la escala están los que aprovechan su experiencia para ningunear al resto. Los que no aprovechan su conocimiento para iluminar a los que le rodean… Bueno, que sólo usan la luz de su coche para iluminan con ráfagas a un coche de autoescuela con la L porque va lento en un tramo con obras.
Qué fácil: no cuesta nada y haciéndolo quizás les amargas la mañana.
Enhorabuena por el artículo.
Y no lo digo porque sea gratis, lo digo porque es totalmentre cierto, cuesta lo mismo alegrar o amargar el día a la gente que nos rodea.
¿Porqué se empeña entonces alguna gente en ir amargando vidas?. ¿Porqué pueden y sino para que sirve el poder? ¿Para demostrar que la tienen más larga (la espada)?.
¡Pobriños! (que dicen los gallegos).
Gracias!
David,
me ha gustado tanto el articulo que me permito reflejarlo en mi blog. Espero que no te moleste.
Gracias.
pablo
Este post genera buen rollo. ;)