Como diría Risto: no basta con ser cantante, hay que ser un buen producto. Así que, además de ser un buen producto hay que saber venderse a uno mismo.
Las cosas se han torcido bastante los últimos meses y las previsiones apuntan a que llegaremos a niveles de paro históricos. En el mercado de empleo hay superábit de profesionales que compiten por un trabajo y esta vez no sólo compiten los que quieren mejorar su sueldo sino aquellos que quieren salir del desempleo… y cualquier detalle marca la diferencia entre conseguir un empleo o que sea otro candidato quien lo consiga.
Pequeños detalles en el proceso de selección dan mucha más información de lo que parece y por eso debemos tener en cuenta algunos aspectos:
- Las formas. La educación, la etiqueta, la forma de vestir, etc. adquieren relevancia en los procesos de entrevista (un 85% de los que respondieron a la encuesta habían descartado a candidatos por motivos como estos). Todo comienza con un CV bien estructurado, que no haga perder el tiempo, que muestre rápidamente nuestra experiencia, conocimientos, estudios, etc.
- Mostrar interés. Hay que haberse molestado en conocer la empresa, sus productos, un poco de su organización, etc. Si nos preguntan “Qué sabes de nuestra empresa?” hay que saber qué responder!
- Usa Google!
- Mira qué otras ofertas de empleo buscan
- Mira quien es su competencia
- Mira en foros qué se dice (los que trabajan allí y los que no)
- Conocerse I. Hay que saber defender aquellos aspectos del CV que no nos benefician:
- Distintos trabajos en poco tiempo pueden dar a entender que somos una persona inestable
- Trabajos muy distintos sin una linea de carrera clara pueden perjudicarnos y debemos poder explicarlo.
- Conocerse II. Debemos tener preparadas las respuestas a las preguntas que habitualmente hacen en las entrevistas:
- Tres aspectos positivos de nuestra persona
- Tres aspectos negativos (pensemos en qué hacemos para que no nos afecte en el trabajo)
- Tres razones por las que deberían contratarnos
- Tres razones por las que no deberían contratarnos (qué cruel!)
- Un éxito
- Un fracaso (saber qué aprendimos de él)
- Otras.
- Efecto boomerang. Si nos preguntan porqué dejamos una empresa no hay que hablar mal. Primero: el mundo es muy pequeño y nunca se sabe quien es amigo de quien. Segundo: si hablamos mal de nuestro anterior trabajo, estamos diciendo que diremos pestes del próximo el dia que termine?
- Cost effective o incluso barato. El equilibrio de fuerzas en la negociación del salario ha cambiado. Ahora son las empresas las que tienen cola de candidatos esperando. Hay que transmitir que somos la mejor opción para el reclutador.
Y mucho ánimo.
Esa frase de Risto es una de las mayores barbaridades que se pueden decir.
Lo que hay que aprender a vender es tu trabajo. Tu no eres un producto. El producto es lo que haces.
Si no aprendes a vender lo que haces, es cuando tienes que venderte a tí mismo, y eso, como suelo decir, tiene otro nombre.
La supuesta frase de RM sería correcta si dijese, “no basta con ser un buen cantante, hay que TENER un buen producto (que ofrecer)”
Y esto es aplicable a cualquier profesional.
Hola,
Me he presentado a tantas entrevistas de trabajo que he perdido la cuenta. Nunca me hicieron preguntas sobre mi currículum, que por cierto era muy extenso. Nunca me preguntaron por mis inquietudes, por mi formación, por mis ambiciones, por mis necesidades. Nunca se interesaron en si yo conocía o no su empresa, en si estaba dispuesta a hacer algo para mejorarla. Por el contrario, me hicieron una y otra y otra y otra vez las siguientes preguntas:
-¿Estás casada?
-¿Tienes hijos?
-¿Piensas tenerlos?
-¿Perteneces a un sindicato?
-¿Eres simpatizante de algún partido político?
Y etcétera. Preguntas que no aportaban nada a mi vida laboral, que no significaban nada, que no me hacían más o menos válida que al resto.
Por fin hoy tengo trabajo fijo. No he pasado ninguna entrevista, sinó exámenes y un concurso de méritos. Después de muchos años, no he fallado a mi empresa jamás. Cumplo con mi horario, nunca ha habido un compañero o un superior que haya tenido una queja de mi.
Y estoy convencida de que todos los que me entrevistaron eran unos perfectos inútiles, una lacra para su empresa, unos percebes incapaces de leer un currículum. Allá ellos. Y ojalá les esté afectando la crisis. Se lo merecen.