Una vez uno de mis compañeros estaba haciendo pruebas para mandar de forma masiva una felicitación de navidad a sus clientes.
Fiel a las normas básicas de protección de datos se puso a él mismo como remitente y uno a uno puso a su par de centenas de contactos en copia oculta. Después de tanto trabajo mecánico (copia email, pega email, copia email, pega email) se olvidó de activar la neurona y quiso hacer una prueba a ver si los clientes recibirían el mail.
Escribió BRBRBRBRBRBR (o algo igual de profundo) en el cuerpo del mensaje y lo mandó.
Su cerebro se activó demasiado tarde. Las direcciones de mail de todos sus clientes seguían en el campo de Copia Oculta. Recuerdo que se lanzó al suelo como un COE detrás de su ordenador (una torre en aquel entonces) y desconectó todos los cables en una milésima de segundo a la espera de haber capturado el mensaje saliente (o una parte de los doscientos) en el interior de su máquina.
No lo consiguió… por descontado.
Al cabo de unos minutos empezó a recibir emails de clientes (los más educados) comentándole que no había entendido el mensaje.
Os ha pasado algo parecido alguna vez? Nunca habéis hecho un poco adecuado “responder a todos”? Espero vuestros comentarios.
A mí , hace un tiempo me llego un correo de un cliente. Nos reenviaba un correo de un fabricante de software, proveedor suyo, hablando de unas acciones a realizar en el software que “compartimos” (ellos lo crean y nosotros lo implantamos y mantenemos).
En ese correo aparecían las direcciones y nombres de los clientes del fabricante. Supusimos que eran todos los clientes que tenían en España porque era una corrección de errores del software. Muy interesante para crear una base de posibles clientes nuestros.
Desde ese día tengo todavía más cuidado en lo que escribo en el correo. A pesar de todo se me ha escapado algún mail a medio terminar. Pero creo que nunca con: “prueba de envío”.
Espero que se entienda, porque es un poco lioso…
David, supongo que esta es otra de las razones por las que las empresas se esfuerzan en establecer políticas para el uso correcto del email, aunque por sí solas no sean suficientes, desde luego. Evitar este tipo de errores requiere además de mecanismos ‘poka-yoke’ integrados en la aplicación – por ejemplo, configurar el cliente de correo para que no envíe inmediatamente después de darle al botón de “enviar”, sino que lo traslade a la bandeja de salida pendiente de una segunda confirmación. En el Outlook 2003 esto se puede conseguir simplemente desactivando la casilla de verificación que dice “Enviar inmediatamente durante la conexión” en Herramientas > Opciones > Configuración de correo. Después, si quieres evitar que por despiste un correo importante NO salga, puedes configurar en “Grupos de envío y recepción” el envío y recepción automáticos de correo cada 60 minutos. Normalmente eso te da margen suficiente sin retrasar mucho el flujo de comunicaciones.
De todas formas, después de leer por segunda vez tu post, creo que más que sobre el peligro del correo electrónico, deberías titularlo “el peligro de no prestar atención a lo que se hace” o algo similar… :-D Personalmente, si sé que soy una persona con tendencia a despistes o mi trabajo es especialmente “sensible” a este tipo de errores, tomaría medidas del tipo de las que te he descrito antes.