Ayer estuve en una conferencia sobre Innovación en la que, entre otras, se soltaron perlas como (sic): “El design thinking es una nueva metodología. El problem finding como solución final, pero mucho más refinado” o “Para prototipar servicios se están usando tecnologías iterativas, que se dice… con todo el software por detrás”.
Durante la misma, se habló sobre el hecho que en la cultura de nuestro país se fomenta el miedo al fracaso y que deberíamos empujar a la gente a equivocarse y aprender del error. Suelo ser muy respetuoso con las ideas que expresa la gente, pero no pude evitar que se me escapara un leve soplido. Una sala con varias docenas de personas a las que se las estaba aleccionando en equivocarse.
Creo que, dicho así, es falso. Aseveraciones como la que dijo el ponente no hacen más que hacer más difícil a la gente el saber encontrar nuevos negocios. Una hipótesis es (y cito de la RAE) una “suposición de algo posible o imposible para sacar de ello una consecuencia”. No tenemos que empujar a la gente a equivocarse a lo bestia, tenemos que enseñarles a diseñar un sistema de hipótesis que poder testear y a encontrar de que forma barata, rápida y científica pueden ir verificando si las hipótesis sobre las que se sustenta su idea son ciertas o falsas. Una hipótesis es como una máquina que transforma una cosa de un estado a otro: “creo que si hago esto, pasará esto otro” y lo que hay que hacer es ver por qué pequeñas máquinas pasará (por ejemplo una persona) desde que no tiene nuestro producto hasta que lo tiene: tiene el problema? cuántos lo tienen? sienten la necesidad? conocen mi producto? mi producto soluciona el problema? lo valoran suficiente? tienen el dinero para comprarlo? pueden acceder al lugar donde adquirirlo? … y un largo etcétera que depende de cada idea. La gracia está en saber qué hipótesis validar primero y cuáles después.
Un sistema de hipótesis empieza con un elevado grado de incertidumbre. Me lo puedo haber sacado de la chistera y el riesgo a que no sea cierto es alto. Hay muchísimas técnicas que permiten ir reduciendo la incertidumbre… y algunas pueden ser muy baratas, pero hay que saber utilizarlas. Dicho de otra manera, puedes innovar invirtiendo grandes sumas de dinero en ideas con alto nivel de incertidumbre. Claro. Es tu dinero y puedes hacer con él lo que te plazca. Si tienes este perfil, avísame, que tengo medio centenar de ideas que proponerte para patearme tu capital.
Ayer soplé porqué creo que se hace un flaco favor al país (sí, al país) si dejamos que una persona llene una sala magna y suelte que para innovar hay que perder el miedo al equivocarse y aprender de los errores. Estamos haciendo un flaco favor al país si les vendemos a los emprendedores que no hay que tener miedo al fracaso. No es verdad: hay que tener pánico al fracaso… y por eso hay que saber equivocarse en pequeño y de forma que podamos saber dónde hemos fallado y poder arreglarlo. Tenemos que saber perder poco tiempo y dinero en lo que puede ir mal para poder invertir mucho tiempo y dinero en lo que puede ir bien.
No es verdad, señores gurús y señores políticos: para innovar hay muchas más técnicas que simplemente el perder el miedo al fracaso.
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