La semana pasada, con una pinta en la mano, estuve hablando un buen rato con un ex-oficial de los Welsh Guards (la Guardia Galesa) que ahora trabaja en una Consultoría sobre Innovación. Regado con montones de anécdotas sobre sus años de servicio por todo el mundo, hubo una cosa que me llamó poderosamente la atención: qué le hacía reclutar a un soldado para su unidad.
Comentaba que en el ejército hay muchos tipos de soldados: aquellos a los que hay que parar en combate porqué salen corriendo hacia el enemigo, los que necesitan que les empujen, los pasotas, los que te generan problemas, y un largo etcétera. Me contaba que una vez tuvo que defender un puesto elevado con sus hombres (no recuerdo si dijo si fué en Afganistán o en Bosnia). Se apostaron en lo alto de una colina, cavaron trincheras y se dispusieron a pasar allí varios días. Unos días más tarde, en una visita a las trincheras se encontró con que algunas de ellas habían sido preparadas con colchones, hornillos para calentar la comida, toldos e incluso lamparitas con velas para poder leer. Esa noche se retiró a su trinchera pensando en lo poco acogedora que era la suya.
En otra ocasión (en Bosnia), al acercarse las navidades, alguien empezó a recordar las cenas con pavo en casa. Por lo visto, a algunos de sus hombres se propusieron conseguir un pavo y se fueron a buscarlos enmedio de una tormenta de nieve: aparecieron al cabo de varias horas con un camión lleno de pollos que obtuvieron haciendo trueques con la gente local y que cocinaron esa misma noche.
La moraleja de la anécdota era que él intentaba siempre fichar a esa gente que tenía algo que les hacía distintos. “Si estoy en un vagón de tren en el que nadie se saluda ni habla y entra un hombre que dice buenos días, a ese es al que me aproximaría para que se alistara a mi unidad”, decía. En situaciones de combate son muy importantes la gente que mantiene alto el ánimo de sus compañeros y los que se saben buscar la vida en situaciones de pocos o nulos recursos.
Me hizo recordar la frase “eres lo que comes”, que las empresas son las personas a las que contratan y lo frío que me dejan algunas personas en la entrevista que “sólo” son perfectos profesionales sin nada humano que añadir a su perfil. Esto me llevó a pensar en el concepto de jugaad; algo que creo que es muy importante como principio en la innovación y que cuesta de enseñar: formas creativas y minimalistas de rodear los problemas para dar con una solución.
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